Fausto Gutiérrez Alcalde

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Desde Mi Pueblo Informa seguimos homenajeando a nuestros mayores, esta vez, a Fausto por su centenario. Quedamos sorprendidas por la lucidez y el trato que tuvieron con nosotras tanto Fausto como toda su familia.

Fausto Gutiérrez Alcalde nació el día 30 de Octubre de 1.914 en la Calle Tercia número 58 en el municipio de Los Villares. Es hijo de Fausto Gutiérrez Carrillo y Andrea Alcalde Higueras, el tercero de once hijos de los cuales sobrevivieron seis (Francisco José, María del Carmen, Fausto, Victoriana, Adelina y Rufina, la única hermana que aun vive).

Los recuerdos de su niñez son muy buenos ya que fue uno de los pocos privilegiados que fueron a la escuela hasta los doce años, incluso asistía a clases de pago nocturnas. En sus ratos libres jugaba junto a otros niños al trompo, a “pídola”, iban a bañarse al río… Aún recuerda los nombres de sus maestros con añoranza D. Electo y D. Ángel.

Su primer trabajó fue a los 17 años en la poda del olivo y cuando ésta acababa ejercía trabajos de albañilería. En aquella época, Fausto recuerda las primeras grandes amistades como Hilario Gutiérrez, Lorenzo Alcalde, Antonio Echevarría y Juan José Higueras.

Sin embargo, del trabajo que más orgulloso se siente es el de Maestro de Obras que ejerció durante 30 años en el ayuntamiento y al que accedió por medio de unas oposiciones. Fausto nos reiteró que fue elegido mediante un examen y no a dedo. Además aún recuerda los nombres del tribunal que lo examinó: el alcalde D. Emilio Cabrera Toribio, el Ingeniero de Caminos D. José Visedo Navarro, una catedrática Dª. Águeda y un empleado de Diputación.

Se casó con 22 años, en marzo de 1.937, con Dolores Padilla Díaz a la que conoció paseando por la calle Arroyo cuando ella cuidaba de su hermano pequeño en la puerta de la tienda de ultramarinos que tenían los padres de ella, donde actualmente se encuentra la Carnicería de Rafaela. Nos cuenta como anécdota que mientras paseaba, su futura mujer sostenía en su regazo al hermano pequeño al que le estaba dando un barquillo de canela, al pasar él se quedo embobada mirándolo y en vez de dárselo en la boca, se lo metió en el oído.

De este matrimonio nacieron cuatro hijos, el mayor, también llamado Fausto, murió a los tres meses de nacer. Después nacieron Carmen, Francisco y Loli.

Un recuerdo amargo fue el de su paso por la guerra. Al poco de casarse, un 31 de agosto de 1037 tuvo que marcharse al frente, llegó a Gandía el 1 de septiembre. Nos cuenta que conoció a un médico de Jaén que cada vez que podía le daba ingresos en el hospital para evitar que estuviera en el frente. Durante el tiempo que estuvo en la guerra pasó por varios pueblos y cuenta que huyendo de los aviones que bombardeaban cayó en una trinchera y se fracturó un tobillo. Le mandaron al hospital de Lorca donde su mujer fue a visitarlo en mayo de 1.938. Un mes después vino de permiso y ya no volvió debido al accidente. Fue destinado al seminario de auxiliares en Jaén.

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Durante su trabajo en el ayuntamiento fue el encargado de la primera cometida en las calles para llevar el agua corriente a las casas, además de construir los primeros depósitos. Recuerda con cierto desagrado como siendo vigilante de las obras de Cavilsa, de la que poseía acciones, cientos de villariegos perdían sus pocos ahorros en este decepcionante proyecto.

A pesar de sus 100 años, Fausto recuerda perfectamente los nombres de sus nietos (Paco y Loli) y biznietos (Cristina, Jorge, Alberto y Álvaro) con fechas de nacimiento incluidas.

A pesar de su ceguera, desde hace 8 años, se mantiene informado al día de todas las noticias de actualidad, escucha la radio para luego charlar con sus hijos. Nos sorprendió la lucidez con la que nos contaba todas sus vivencias. Agradecemos la colaboración de sus hijos y la hospitalidad con la que nos recibieron.

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